En Cataluña, el peso del sector agroalimentario es muy importante. Con datos del 2011-2012, la producción catalana representa más del 50% del total del Estado de manzana y pera, el 41% de porcino y el 26% de carne de ave. La industria agroalimentaria es el primer sector industrial en Cataluña (18% del total de volumen de negocio de la industria). Además, la industria agroalimentaria catalana es la más importante de España (23,5% del volumen de ventas).
El 75% de la industria alimenticia catalana se provee de la agricultura y la ganadería catalana y española, lo cual da idea de la importancia del sector productor como gran motor de la industria.
En los últimos años el sector agroalimentario es de los pocos que ha aguantado bien la crisis económica, e incluso ha aumentado las exportaciones en estos años difíciles (desde el 2007 han crecido un 22,7%). Concretamente en la provincia de Girona, el 40% de las exportaciones son del sector agroalimentario (el doble que hace 20 años). En Girona del total de exportaciones del año 2011, un 25% corresponden en el sector cárnico, importante motor de la ganadería y la industria agroalimentaria gerundenses.
Girona es un gran motor del sector agroalimentario catalán, y ha apostado fuerte por el principio “from farm tono fork"("Desde la granja en la mesa"), abarcando desde una producción agrícola y ganadera de calidad (manzana de Girona, aceites y vinos del Ampurdán, harina de Girona, carne de calidad...), pasando para una industria transformadora especializada con gran presencia de pequeñas y medianas empresas y muchos artesanos, hasta un sector restaurador muy importante, con restaurantes de referencia en el mundo de la gastronomía (hasta 19 estrellas Michelin).
Las profesiones relacionadas con la ingeniería verde (agronomía y forestal), la biotecnología y l en producción y transformación de los alimentos están entre las cuatro actividades profesionales más demandadas para los próximos 20 años, según la revista Forbes. Según esta influyente publicación, el futuro de los alimentos y los retos a que se enfrenta la humanidad como el cambio climático, el aumento demográfico, o la falta de agua potable, hacen imprescindible el trabajo de los ingenieros en relación con los alimentos, la agronomía y la biotecnología.
En los próximos años se prevé una reducción de la superficie disponible para el cultivo agrícola y un encarecimiento de los alimentos. Al mismo tiempo, los países ricos piden productos más saludables y mejor producidos. Según Forbes, todo eso provocará que los profesionales que sepan dar respuesta a estas necesidades tengan un puesto de trabajo asegurado