Los campus insertados en ámbitos plenamente urbanos presentan importantes déficits en espacios de interés ambiental. La potenciación o creación de escenarios de actividad en el ocio y el descanso, así como de desarrollo físico e intelectual, se vuelve indispensable como complemento de la función educativa en la vida cotidiana de un campus.
La necesaria gestión de estos espacios implica asegurar la conexión de la trama verde entre los diferentes espacios libres, pero también entre los edificados. Se configura así un espacio integrado e interrelacionado donde hace falta un tratamiento formal, coherente y homogéneo dentro de la diversidad.