El actual modelo de desarrollo socioeconómico ha provocado consecuencias ecológicas drásticas como la emergencia climática y el agotamiento y deterioro de los ecosistemas y recursos básicos para la vida, lo que a su vez comporta de manera inevitable importantes efectos económicos y sociales que afectan al conjunto de la sociedad. En este contexto se hace imperativa y urgente la necesidad de un cambio disruptivo que permita avanzar hacia una verdadera transición socioecológica respetuosa con el medio ambiente y la sociedad.

Las estrategias y medidas necesarias para impulsar esta transición socioecológica se tienen que basar en una visión holística, sustentada en la adopción de nuevas tecnologías y procedimientos de menor impacto y consumo de recursos; en una nueva economía más verde, circular y colaborativa; y también, de manera muy importante, en nuevas estructuras de gobierno e innovación social que fomenten la equidad y la justicia social. La gestión de residuos y energía, la movilidad sostenible, la preservación y restauración de los ecosistemas y la biodiversidad, el mantenimiento de los espacios agrarios y la soberanía alimentaria, son ámbitos que hay que gestionar adecuadamente en este proceso de transición socioecológica y en los cuales el acierto en las acciones que se lleven a cabo a escala local y regional juega un papel esencial.